Yo solía pensar que le temía a los compromisos, que nada me gustaba por completo, que no tenía “cosas favoritas” y de alguna manera fui consciente de estas debilidades y decidí afrontarlas, ser mejor.
Lo primero que recuerdo como reto personal y autoimpuesto, fue participar en una obra de teatro. Yo no estaba segura de querer participar porque tenía miedo que no me gustara pero fue un compromiso que me propuse y no falté a ningún ensayo. Al final lo disfruté e hice un buen trabajo, recibí bonitos comentarios de gente que el teatro era su pasión, así que me sentí halagada por haber logrado algo bueno al comprometerme. No solo cumplí, sino di lo mejor de mí. Esto me enseñó una lección: aunque creas que no puedas, aunque tengas miedo del proceso y del resultado, ¡inténtalo!. No sabrás si quieres algo, si no lo intentas, no sabrás qué te gusta si no pruebas hacer cosas diferentes.
Otro reto personal superado pero esta vez involuntario, fue manejar en carretera estadounidense “freeway”, donde el tráfico es casi una garantía… y lo logré. Fue toda una aventura, todo comenzó cuando mi novio y yo nos preparábamos para ir a Universal Studios. Nos iríamos en tour, los boletos eran válidos solo por ese día y nos explicaron que en caso que no pudiéramos llegar por algún motivo lo único que podían hacer por nosotros era darnos los boletos e irnos por nuestra cuenta. Cosa que jamás pensé que pasaría.
Una noche antes, mi mamá me preguntó si mi novio ya tenía su permiso para viajar y ¡Oh sorpresa! No.
Eran las 9 p.m. cuando lo llevé a solicitar el permiso mientras yo lo esperaba en mi casa. Después de 3 horas esperando, me llamó para decirme que cerraron por falta de personal y que no había hora estimada de reapertura. Era ya la 1 a.m, el tour nos citó a las 3 a.m. y nos comunicamos para que nos dieran los boletos. No podíamos perder ese dinero, no teníamos más dinero para viajar en camión, así que sólo tuve una opción, manejar por primera vez. Para esto no podíamos perder más tiempo, el parque abría a las 9 a.m. así que, dormimos en la garita. Estacionados tratando de dormir dentro del carro en pleno Noviembre. Dormitamos 4 horas. Abrieron a las 6 a.m.
Afortunadamente no nos dieron ganas de ir al baño, y fui el segundo carro en cruzar. Mi novio se bajó para caminar y solicitar su permiso, nisiquiera estábamos seguros que estaría abierto pero nos arriesgamos porque no había otra opción.
Me fui a esperarlo estacionada lo más cerca que se pudo (aproximadamente 1 km de la salida peatonal) y se tardaba mucho. Finalmente apareció con el permiso aprobado. El siguiente paso fue conseguir un teléfono americano para poder usar el GPS. Fuimos a Walmart pero la persona que sabía sobre celulares y precios llegaba a las 9, ¡imposible esperar! Así que le llamamos a su mamá para que nos pusiera una recarga al celular para poder comprar datos móviles que nos duraran todo el viaje. Desayunamos, echamos gasolina, pusimos GPS y empezamos el viaje.
Y así fue como me atreví a manejar por primera vez en Freeway. Después de ese viaje de 4 horas ya cualquier otro viaje en carro me parecía demasiado fácil.
Estos pequeños retos me convirtieron en una persona valiente, atrevida y un poco arriesgada. Por esto fue que cambié de opinión y decidí venirme a vivir a NY. De repente todos los miedos desaparecieron y olvide los motivos y las excusas que me ponia a mi misma para no hacerlo. Era lo que quería.
Me vine a NY sin tener un trabajo, sin tener donde vivir, con ahorros para 1 mes. Y así de arriesgado fue de divertido, una experiencia inolvidable.
Y así son las cosas, ¿tienes miedo? Inténtalo y se te quita. El miedo es una barrera que se interpone entre lo que queremos hacer y lo que podemos lograr, no dejes de seguir avanzando, derriba todas esas barreras porque todo lo que buscas está del otro lado.